Tres pepinos fueron el anzuelo de la perdición, el sábado 5 de septiembre era objeto de incertidumbre, después de haberle ganado a la selección de Estados Unidos, la escuadra tricolor enfrentó a su similar de Costa Rica. México ganó 3-0, resultado que ni los más entusiastas esperaban. Los tres goles fueron objeto de júbilo y algarabía, tuve que festejar en los brazos de Dionisio, gran error para un fanático, pero sobre todo gran error para quien deseaba tener un domingo sin dolor de cabeza.
Regresando a lo que en verdad importa, obviamente el futbol, el héroe de la noche fue el “Venado”, Alberto Medina no jugó, pero Giovanni Do Santos dio el mejor partido de su corta carrera. Quizás las infidelidades de su ex novia Belinda despertaron en él una tremenda ira que fue traducida en buen futbol. Después del primer gol, gran zurdazo, no llegó la belindaseñal, muestra de que la relación termino. El golazo no fue suficiente para sacar su coraje, los dos goles posteriores fueron gracias a su habilidad y velocidad, además dio muestra de que es compartido (presta hasta la novia), dejó solos al Guille y Guardado para que anotaran el segundo y tercer gol respectivamente.
Hay quien dice que el motor de la historia son los amores contrariados, en este caso esta situación fue el motor de la delantera mexicana, se jugó bien, se jugó con intensidad, por si fuera poco, se metieron los goles. Por fin se tiene un equipo que juega al futbol, se tiene cierto estilo, pero sobre todo, se juega con corazón (aunque algunos estén rotos). Esto aún no acaba hay que seguir bajo el mismo tenor, el mundial se ve cerca, pero aun no se ha clasificado. No hay que cantar victoria, pero como negar que nos sentimos “en los cuernos de la luna”.
Regresando a lo que en verdad importa, obviamente el futbol, el héroe de la noche fue el “Venado”, Alberto Medina no jugó, pero Giovanni Do Santos dio el mejor partido de su corta carrera. Quizás las infidelidades de su ex novia Belinda despertaron en él una tremenda ira que fue traducida en buen futbol. Después del primer gol, gran zurdazo, no llegó la belindaseñal, muestra de que la relación termino. El golazo no fue suficiente para sacar su coraje, los dos goles posteriores fueron gracias a su habilidad y velocidad, además dio muestra de que es compartido (presta hasta la novia), dejó solos al Guille y Guardado para que anotaran el segundo y tercer gol respectivamente.
Hay quien dice que el motor de la historia son los amores contrariados, en este caso esta situación fue el motor de la delantera mexicana, se jugó bien, se jugó con intensidad, por si fuera poco, se metieron los goles. Por fin se tiene un equipo que juega al futbol, se tiene cierto estilo, pero sobre todo, se juega con corazón (aunque algunos estén rotos). Esto aún no acaba hay que seguir bajo el mismo tenor, el mundial se ve cerca, pero aun no se ha clasificado. No hay que cantar victoria, pero como negar que nos sentimos “en los cuernos de la luna”.