"Sólo en bodas y quizás en año
nuevo, pero si no está muy llena la iglesia, pero siempre tengo presente a
Dios", estas palabras las decía con frecuencia pero creo que no eran del todo
ciertas. Todas las noches antes de dormir rezaba un Padre Nuestro, es verdad, pero lo hacía como
quien desayuna por inercia sin saborear los alimentos.
Desde marzo del presente año
había tenido unos dolores intensos en la espalda, todo llegó a su climax este 3
de setiembre de 2012 cuando fui intervenido quirúrgicamente; como Martha con su
marcapasos en el corazón, yo también tengo nuevos pasajeros pero no sólo es uno,
es una pandilla entera, tengo dos barras de titanio y 6 tornillos, todo esto
para darle equilibrio a mi columna. Árbol que nace torcido, jamás su tronco
endereza, dicen, espero estar a tiempo de modificar el rumbo.
Desde el mes en que comienza la
primavera vi a varios doctores de distintas especialidades incluso recurrí a la
técnica milenaria de la acupuntura, los resultados no fueron los esperados para
mi recuperación. A finales de julio ingresé al Instituto Nacional de Rehabilitación
con el diagnostico inicial de destrucción vertebral, ocasionado por una
infección debido a Salmonella o por un tumor. El diagnostico final fue, gracias
a Dios, una hemivertebra en L1, es decir, no se formó completamente mi primer vértebra
lumbar.
Siempre he manejado términos
médicos porque en mi familia hay muchos doctores, pero cuando quien posiblemente
sea uno quien tenga un tumor, tu mundo se desmorona y lo único que se puede
hacer es rezar y pedir por tener salud. Antes solía decir mucho esta palabra
pero levantando una copa o en el vigésimo caballito de la noche. Actualmente pido
por mi salud, por la de mi familia y la de mis amigos porque sin ésta, aunque
se tenga todo el dinero del mundo, no se puede hacer nada.
La recuperación será lenta y
dolorosa pero creo que esto que me está pasando no es algo negativo, al
contrario, es algo que me ha ayudado a valorar todo lo que tengo. Esta
situación me ha ayudado para reflexionar y hacer una pausa y ver que quiero hacer
de mi vida. Hoy en día tengo mucho dolor pero estoy contento porque Dios me ha
dado una familia maravillosa; unos padres que no se han despegado de mí, incluso
me han tenido que bañar; tengo unos hermanos, primos y tíos que siempre me han
levantado el ánimo y no dejan de apoyarme; y unos amigos incondicionales y
excepcionales.
Antes de sentirme mal tenía
muchos propósitos, viajes en puerta, estudios académicos por comenzar, bienes
materiales que adquirir y eventos sociales a los cuales asistir, lo iba a hacer
sin importar lo que pasara, pero al parecer las cosas no siempre salen como las
planeamos.
“Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale
tus planes”, ahora entiendo el dicho, creo que soy más feliz que antes, valoro
y disfruto hasta el bolillo de la mañana.
Saludos intergalácticos.