La vida de los “Godinez” es
complicada y trágica, no sólo se está todo el día en la oficina, además se sube
de peso. Que levante la mano aquel oficinista que no haya incrementado unos
cuantos kilates, los deben de existir, pero son la minoría.
La chamba y el sedentarismo me
llevaron a pesar 87 kg en septiembre de 2012. Hoy en día, enero de 2014, peso
67 kg. ¿Compartir el secreto? Lo dudo, estoy pensando en patentar mi método, se
llamará algo como: “Método en contra de las chichis masculinas (man boobs)” o “La
báscula, su amiga”, el nombre aún se está cuajando. Sé que tendrá más éxito que
muchas dietas, pero también hay unas que me parecen excelentes y creo que es
pertinente compartirlas.
Para aquellos que no necesitan
perder tanto peso y no quieren algo muy restrictivo. La dieta del Kiwi: puedes comer todo, menos kiwi.
A los que se les pasa la mano en
la ingesta calórica. La dieta del conejo:
Deja de comer, PENDEJO.
Quienes gozan de un buen poder
adquisitivo. La dieta del rico:
Cognac y perico.
A los que les gusta echar
patrulla. La dieta del cucurucho:
Comer poco y follar mucho.
La recomendación que les doy es
que coman sano porque la alimentación no es una cuestión estética, es una
cuestión de salud. Otra situación importante es aceptarse, cada cuerpo es
distinto, las personas tienen fisonomías distintas, no intentemos seguir
cánones de belleza que no podremos conseguir.