domingo, 27 de enero de 2013

Piensa en mí


Me imagino que en la antesala de la muerte no se recuerdan momentos sino personas.
Me encontraba de ocioso en la red, buscando a los ganadores del prestigiado premio “Rómulo Gallegos”, cuando de pronto el título de uno de los libros ganadores me atrapó; el libro era  “Mañana en la batalla piensa en mí” de Javier Marías. He leído poco del autor español, pero el nombre de su libro galardonado me enganchó de manera inaudita, no sabía de que trataba la novela, lo que me embrujó fue el nombre: Mañana en la batalla piensa en mí.
El nombre me sugiere que alguien morirá o se enfrentará a un encuentro mortal pero tiene alguien que piensa en él o en ella, y él o ella tiene alguien en quien pensar. La muerte es inminente y es lo único seguro que todas las personas tenemos  por lo tanto la vida debe verse como un tiempo para coleccionar memorias y aventuras. No creo que la finalidad última del ser humano sea conseguir dinero o poder, sino momentos. Los momentos de mayor alegría, a título personal, son los que se generan por ese sentimiento que conocemos como AMOR. Pasar por este mundo sin amar y sin ser amado es el mayor error que se pudiera cometer.
Creo que todo el tiempo pensamos en alguien, aunque a veces esa persona no piense en nosotros; el momento más feliz es cuando los pensamientos son correspondidos. Siempre es lindo tener a alguien, siempre es lindo amar y ser amado. ¿Qué sería de nosotros si no pudiéramos amar? El amor es el alimento del alma, el amor nos hace vivir.
En estos momentos de sensibilidad dominguera y cursilería, recuerdo la canción de Andrés Calamaro, “Tu parte de adelante”, en la cual se plantea la necesidad de tener a alguien. Una parte de la canción dice lo siguiente:
Solo, estoy solo y estoy buscando es a alguien que
me está esperando, que me entienda y sino me entiende
alguien que me comprende, alguien a quien recordar de
memoria cuando estoy de viaje, cuando estoy muy lejos, si...
soy un vagabundo y camino bastante alrededor del mundo 
pero quiero volver a mi casa, a alguna casa
para encontrar a esa princesa vampira que respira
que respira y me mira.

¿Ustedes, en quién piensan?

Saludos intergalácticos.

Javier Marías, autor de "Mañana en la batalla piensa en mí"



Escuchen la canción de Calamaro.

miércoles, 23 de enero de 2013

La que me gusta


El grupo venezolano “Los Amigos Invisibles” estrena sencillo, la canción se llama “La que me gusta”. Fiel a su estilo, los caraqueños nos entregan una rola llena de humorismo, buena onda y funk; una melodía ideal para echar la fiesta y pararse a bailar. “La que me gusta” atrapa la esencia del pop bailable de los años 80, lo que me hizo recordar al clásico de “The pretenders”, Don´t get me wrong.
La canción fue compuesta por José Luis Pardo, guitarrista de la agrupación, mejor conocido como “Cheo” o “Dj Afro”. La letra de la canción se basa en la noche en que “Cheo” conoció a su esposa; la canción es un regalo para Anabella, esposa del guitarrista, por el nacimiento de Tomás, hijo de la pareja.
La letra es sumamente romántica y alegre, y lo mejor de todo es que tiene: un final feliz. Una parte de la canción dice: Le gusté a la que me gusta. Creo que existen pocos sentimientos de tanta satisfacción y felicidad como saber que le agradamos a esa persona especial que nos quitó el sueño desde el primer momento en que la vimos.
“La que me gusta” será parte del disco “Repeat after me”, el cual saldrá a la venta en el primer trimestre del presente año. El lanzamiento del video de la canción se prevé para marzo.

Saludos intergalácticos.

Los Amigos Invisibles

Les dejo el link de la canción para que la escuchen y se pongan a gozar.

jueves, 17 de enero de 2013

Historias


Las hay grandes y pequeñas, gruesas y delgadas, algunas lucen bien y otras resultan espantosas, nos avergonzamos de algunas pero nos enorgullecemos de otras. Las cicatrices son parte de nuestras vidas y todos tenemos alguna marca que es imborrable en nuestro cuerpo. Según Juan Gabriel Vásquez en “El ruido de las cosas al caer”, Premio Alfaguara 2011, las cicatrices son elocuentes. Coincido completamente con el escritor colombiano, las cicatrices siempre nos hablan con coherencia, son rastros inequívocos de que estamos vivos. Las cicatrices no sólo son marcas en nuestra piel, las cicatrices siempre nos cuentan algo, las cicatrices son historias.
Detrás de cada cicatriz en nuestro ser se esconde una historia; éstas cuentan aventuras y proezas de la infancia, son relatos de accidentes que quisiéramos olvidar, son la sombra de lo fuimos.
Miro mis brazos y veo pequeñas cicatrices que espero se borren pronto, a ojo de buen cubero podrían parecer el rastro que dejó la rubiola o el sarampión, pero éstas son el resultado de una  aventura. El pasado mes de diciembre fui a “Banco de Oro”, playa ubicada en el estado de Oaxaca; playa completamente virgen en donde sólo viven unas 20 familias de pescadores. El lugar es un verdadero paraíso, un lugar libre de cualquier complejo turístico, un territorio en donde ni siquiera llega la señal de Telcel. “Banco de Oro” resulta el lugar indicado para estar con uno y sus ideas, abunda el silencio y sobra la paz, sólo están el cielo y la mar.
Alejarse de la civilización resulta complicado, no es tan romántico como uno pudiera suponer.  No estamos acostumbrados a estar lejos de la televisión, el internet o un baño con agua calientita. Estar en un lugar tan rustico resulta perfecto para valorar todo lo que tenemos y para conocer otra manera de ver la vida, otra forma de vivir. Las personas que viven ahí son completamente felices y sanas, son personas que se dedican a la pesca, personas que viven tranquilas sin ser presas del frenesí de las grandes ciudades.
¿Cuál es el origen de las cicatrices? Nos quedamos en una cabaña que hace mucho tiempo no tenía visitas y a los inquilinos no les gustó nuestra presencia, particularmente la mía. Al decir inquilinos, me refiero a unas terribles hormigas. Éstas se ensañaron conmigo, dejándome marcas por todo el cuerpo, lógicamente me rasqué como degenerado por lo cual las cicatrices no se hicieron esperar. Sigo con marcas pero al verlas recuerdo los días que me alejé de lo que llamamos civilización.

Saludos intergalácticos.

Agradezco a Checo y Manolo, mis compañeros de ruta.

Banco de Oro
Manolo en la Cabaña
Checo y Manolo con los pescadores