sábado, 3 de octubre de 2009

Cascareando

Llegó el fin de semana y lo único que quería hacer era descansar. Tenía diversos compromisos, entre cumpleaños, tareas y otros cuantos menesteres, mi sábado se vería mutilado y el descanso tendría que esperar hasta el domingo. Sin embargo recordé que tenía algo que hacer, no perderme ningún detalle de la jornada dominical. Me puse a pensar, que quizás esto era algo patético, pero después de un análisis filosófico me di cuenta que esto era todo lo contrario.
Actualmente se han perdido a los héroes y por si fuera poco las personas no leen. La falta de personajes que propongan algo positivo escasea notablemente, las figuras del ámbito social y político que ofrezcan algo propositivo escasean.
A pesar de la carencia de héroes, el deporte siempre ofrece hazañas y hechos memorables, las figuras deportivas son nuestros nuevos héroes. Los mitos se hacen sobre el césped, los niños sueñan con un estadio repleto en el cual se coree su nombre. Aquiles fue desplazado por Kaká, los heroicos troyanos ahora están al sur de California, las hazañas de Nadal se asemejan a las del Quijote y Cuauhtémoc ahora es Blanco.
Es por esto que me di cuenta de que lo que sería un error era perderme una jornada dominical. Perderme de tantos partidos de fútbol, de la actividad del deporte de las tacleadas y de la Copa Davis hubiese sido catastrófico. Quienes nos apasionamos con un gol, un touchdown o una canasta de 3 puntos, sabemos que un domingo cualquiera puede convertirse en un día histórico.
Mi domingo me dejó un muy buen sabor de boca, ganó mi América, ganaron mis Jets y gané unas apuestas.

Bolita, por favor.

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