El fútbol siempre ha sido mi pasión, siempre ha sido mi deporte favorito, lamentablemente a mi papá no le interesa el deporte de las patadas. Su pasión deportiva siempre ha sido el automovilismo y para ser preciso, su pasión es la Formula 1. Desde pequeño empecé a ver las carreras dominicales para convivir con mi papá, gracias al deporte motor he tenido un vínculo muy peculiar con mi progenitor.
Durante mucho tiempo dejé de ver las carreras, quizás porque se me hacía absurdo levantarme en domingo a las 7 de la mañana o dejar de echar los tragos para ver las competiciones que se celebran en Australia o Asía a las 2 de la mañana. El interés por el automovilismo regresó con la llegada de Sergio Pérez a la F1. Desde que el mexicano ingresó a la máxima categoría me he involucrado nuevamente con el deporte motor.
Este domingo lo recordaré con mucho cariño. Checo Pérez subió al podio en su carrera número 19 en Fórmula 1, ganó el segundo lugar de la segunda carrera de la temporada 2012. Este domingo grité como nunca y también lloré al ver un mexicano en el podio del Gran Premio de Malasia 2012; desde los 8 años veo las carreras y nunca había visto la bandera de México en lo más alto.
La carrera fue sufrida y circunstancial de principio a fin. Checo logró el segundo lugar después de haber vencido las inclemencias del clima y después de haber demostrado su pericia en la pista. Desde la vuelta 40 de las 56 pactadas Pérez estuvo al acecho del bicampeón del mundo, el español Fernando Alonso, pero un despiste en las últimas vueltas le impidió al mexicano atacar de manera más intensa al asturiano y subirse a lo más alto de podio.
Gracias Checo por esta alegría, gracias por poner a México en el podio de la máxima categoría del automovilismo y gracias por la desvelada.
Saludos intergalácticos.
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