martes, 28 de octubre de 2008

Martes 28 de octubre

La aprobación de la reforma energética se encuentra a la vista. Después de meses de negociaciones y dimes y diretes, se vislumbra una resolución en materia de energía en el congreso. Todo sucedió de una manera apresurada y cuando menos lo esperaba México. Esperemos que este martes 28 de octubre todo se esclarezca.
El repentino interés de los legisladores por resolver la reforma energética no es casualidad. Con la llegada de la crisis mundial, el gasto público también tendría que moderarse un poco. Los salarios de la burocracia tendrían que ir en consonancia con lo que se vive. Con la reforma ingresará dinero y se explotará más petróleo. De pronto algo que parecía un nudo imposible de desatar fue desatado en tiempo record.
El presidente elogia al legislativo, los del legislativo están orgullosos de su desempeño. La democracia está presente en nuestro país, se llegó al anhelado consenso. Pero, ¿se puede aplaudir algo hecho al vapor? Los legisladores deben entender que no se harán tamales. El petróleo es el pilar de nuestra economía y su futuro no se puede decidir de la noche a la mañana. No sólo está en juego el futuro del combustible, el futuro de un país es lo que está en la mesa.
Resulta extraño ver a los más férreos detractores de los cambios legislativos presumiendo su logro. De pronto los compañeros de tantas batallas, le dan la espalda a Andrés Manuel López Obrador. El tabasqueño se mantiene firme a su ideología, no cede y sigue luchando. Sigue luchando a pesar de que el debate fue realizado, cuando él de Macuspana lo exigió. Se han respetado sus acciones y se le ha dado un lugar, aunque ha afectado a terceros.
La división en el partido del sol azteca es un hecho. Mientras AMLO arde en bilis, Graco Ramírez, Pablo Gómez, Carlos Navarrete, entre otros, festejan. ¿Y los Chuchos? Bueno, los Chuchos son los Chuchos.

martes, 21 de octubre de 2008

México ante la crisis

La crisis mundial ha golpeado de manera notable a todos los mercados bursátiles. México no es la excepción. Lo hemos visto en la devaluación del peso, la baja en las exportaciones, la disminución en las inversiones, la caída de las remesas de los migrantes mexicanos en Estados Unidos y por si fuera poco aparecen deudas de empresas mexicanas, como es el caso de Comercial Mexicana.
Según los analistas financieros la crisis en Estados Unidos continuará hasta inicios del próximo año. Habrá más personas sin empleo y las empresas no se arriesgaran a hacer inversiones. No se vislumbra una pronta solución a la crisis. Aunque terminará el colapso bursátil en Wall Street, la completa recuperación no ocurrirá de inmediato. La problemática es severa y las economías de los países emergentes sufrirán las consecuencias.
En México ya empezamos a sufrir las consecuencias de una crisis mundial. Dentro de la situación crítica, el panorama resulta alentador comparando la situación económica del país con crisis anteriores. La inflación en 1982 era de 98.85%, en 1987 de 159.17%, en 1995 de 51.97%. En contraposición de tales cifras en septiembre del presente año se estimó una inflación anual de 5.47%. Las cifras muestran claramente lo diferentes que fueron esos trágicos escenarios con lo que vivimos actualmente.
Sin lugar a dudas la situación mundial tendrá repercusiones en México, pero la situación económica no es el verdadero problema del país. Habrá problemas económicos en nuestro país y esto afectará al gobierno del presidente Calderón. No faltará quien culpe al gobierno del panista por la falta de empleos, la disminución en las inversiones y la devaluación del peso. El verdadero problema que tiene el país es la división del mismo.
Vivimos en un país donde convergen muchas realidades opuestas. Un país en donde el común denominador es la indiferencia. A esta situación de decadencia, se suman el narcotráfico, la inseguridad y la constante lucha entre los partidos políticos por migajas de poder. Antes de la crisis se vivía una situación en donde la tensión era algo cotidiano, la problemática económica viene a empeorar el panorama mexicano.
Es importante que ante la tormenta nos concienticemos que somos un país. Los odios y rencores sólo dividen más, por un momento debemos de olvidarnos de colores y banderas. Es necesario un llamado a la unión. Estamos en el ojo del huracán de la crisis económica, pero lo peor está por venir. Es la oportunidad para que un país que ha estado dividido por muchos años encuentre la unidad y deje tantos odios atrás.

lunes, 20 de octubre de 2008

Cascareando

El fútbol es mucho más que un deporte, representa muchas cosas más, entre éstas, un circo. Existen fieras, aquéllos futbolistas duros y entregados que nunca dan un balón por perdido. Vemos equilibristas, son los entrenadores que siempre están en la cuerda floja porque viven de los resultados. Encontramos payasos, esos hombres que con sus excentricidades le dan sabor al deporte. Lo que sobra son los animales, el “Conejo Pérez”, la “Gata Fernández”, el “Chango Moreno”, el “Pony Ruiz” y otros tantos que andan sueltos por la canchas. Pero en el circo del futbol, no podían faltar los enanos.
Durante toda mi infancia, pubertad y adolescencia fui un verdadero enano. Quizás por eso es que me gusta tanto este deporte, era el único que podía jugar. Mi apodo, Grem, viene en relación a mi altura, haciendo referencia a la película ochentera Gremlins. No sólo era por la estatura, también por otras características físicas, las cuales no serán divulgadas. Posteriormente sucedió un verdadero milagro, de esos que sólo suceden en Navidad, y di el estirón. Actualmente, gracias a Dios, soy un mexicano de estatura promedio, pero siempre que veo a un enanín jugando al fútbol me vienen a la mente infinidades de recuerdos.
Uno de los recuerdos más grabados, son las palabras de mi entrenador Paco Gurrola. Siempre me gritaba: ¡Rata, (apodo antecesor a Grem) no los vas a cargar! Suena fácil decirlo cuando no es a uno a quien le sacan más de veinte centímetros. Cuando llegó la altura yo ya era demasiado viejo y además mis nuevas pulgadas no venían solas, llegaron acompañadas de una gran torpeza. En el fútbol, el hecho de ser más pequeño requiere una mayor inteligencia y sobre todo valentía. En diversas ocasiones me faltaron cojones, por eso admiro a esos jugadores pequeños que no se arrugan.
El fin de semana “Lionel La Pulga Messi” fue el autor intelectual de la góliza que le propinó su equipo, el Barcelona, al Atlético de Madrid 6-1. Actualmente el equipo barcelonista tiene como máxima estrella al argentino Messi. El nacido en Rosario da muestra que en el fútbol se puede triunfar sin estatura, con su 1.68 de altura es un mago en el terreno de juego. Contra la adversidad, Messi llegó al profesionalismo. Debido a un problema en la hormona del crecimiento, el jugador estaba destinado a ser de estatura muy baja, pero el Barcelona decidió hacerse cargo del tratamiento médico necesario y de esta forma alcanzó su estatura actual.
En el fútbol mexicano, el sublíder es el Atlante, los Potros de Hierro están a un punto del líder San Luis. El Atlante, dirigido por el “Profe Cruz”, tiene en sus filas a dos verdaderos pitufos: el “Hobbit Bermúdez”, consolidado en la liga, y “Fernando el Chapu Navarro”, recientemente iniciado en el profesionalismo. Los pequeños le imprimen gran velocidad y dinamismo al equipo, son habilidosos, talentosos y culpables del buen torneo que han tenido los azulgranas. Cabe destacar que Fernando Navarro es oriundo de Cuernavaca, en alguna ocasión jugué contra él y me hizo como quiso, me rompió la cadera.
El considerado, por muchos expertos, como el mejor futbolista de la historia: Diego Armando Maradona era poseedor de una técnica maravillosa, visón esplendida de campo, gran control de balón y 1.67 de estatura. Diego fue un verdadero genio del fútbol, todavía no hay quien lo supere. A pesar de su pequeño cuerpo, comandó a la Argentina a ganar la Copa del Mundo en 1986. El argentino demostró que el tamaño puede ser suplido con habilidad y talento. ¿El tamaño importa? ¿Usted que piensa?
Bolita, por favor.

Cascareando

Es imposible no recordar el 2 de octubre. En 1968 la Plaza de las Tres Culturas se tiñó de rojo por la sangre de la juventud mexicana. Es una fecha que no se olvida y que siempre estará en la mente del pueblo mexicano. Pero también hay otro 2 de octubre, un 2 de octubre recordado por los futboleros. El 2 de octubre del 2005, 37 años después de Tlatelolco, la juventud mexicana alzó la voz una vez más. Perú presenció como unos escuincles mexicanos le ganaron a Brasil la Copa del Mundo sub 17.
México nunca ha sido una potencia en el fútbol. Es cierto, somos potencia en CONCACAF, pero no cuenta. La CONCACAF representa la zona geográfica de menor nivel futbolístico, debajo de Asia y África. Es triste ver que un país con una población tan grande y donde el fútbol es el deporte nacional, nunca ha destacado a nivel mundial. La economía no es un factor determinante, porque Argentina y Brasil siempre han sido potencias futboleras y se encuentran en escenarios socioeconómicos similares a los de México, pero nosotros tenemos arpías como federativos.
A veces es difícil luchar contra un monstruo llamado pasado, pero es posible. Las expectativas de esa selección sub 17 eran grandes. Jesús Ramírez, entrenador de los niños, desde su llegada a Perú, sede mundialista, dijo que México iba por el título. Nadie lo tomó en serio, sus declaraciones eran aventuradas, pero sin miedo. En un inicio, la difusión del certamen en nuestro país era casi nula, conforme avanzó la justa mundialista todas las miradas apuntaban hacia el país andino.
México avanzó la primera fase como segundo lugar de grupo, ganándole a Uruguay y Australia y se perdió contra Turquía. En cuartos de final se derrotó a Costa Rica, este partido fue agónico, el partido estaba en la recta final y México iba perdiendo uno a cero por un autogol de Efraín Juárez, pero al minuto 88 quien marcará en propia meta, se sacó la espina y empató el cotejo. El partido se ganó en tiempo extra por 3-1. En semifinales se goleó 4-0 a Holanda, escuadra caracterizada por su gran semillero de jugadores.
Se llegaba a la final contra Brasil, contra el país que transpira fútbol. Todo estaba puesto para derrotar a la historia, el marco era excepcional. Toda la afición futbolera mexicana estaba atenta de jugadores que aún no cobraban por patear un balón. Eran niños que jugaban por amor al deporte más hermoso del mundo. Era hora de luchar contra los fantasmas de un país mediocre en el fútbol, enfrente estaba una camiseta que juega sola. En la competición futbolista que sea, la escuadra verdeamarela siempre será respetada. Irónicamente México era favorito.
Lo sucedido aquella noche aún me emociona, se le dio un verdadero baile al país en el cual el fútbol es una religión. Once niños héroes cambiaron la historia, dieron la vuelta olímpica y el resultado le dio la vuelta al mundo. Nada más bello que escuchar: México Campeón del Mundo. Una nueva generación de futbolistas rompió con una maldición que parecía eterna. La juventud tomó la alternativa y no defraudo, de la misma forma que 37 años atrás, no tuvo miedo y luchó, la juventud mexicana dio de que hablar.
Esta nueva generación sigue dando de qué hablar. Tres de los pilares de esa selección juegan en Europa con menos de 20 años: Giovanni, Vela y Héctor Moreno. En la liga mexicana chavos de esa camada son estrellas en México a pesar de su corta edad: Pato Araujo, Cesar Villaluz y Omar Esparza. Son jóvenes que ven el fútbol de otra manera y sobre todo son unos soñadores. Y es que, con los pies también se sueña.
Bolita, por favor.

Cascareando

La actuación de Carlos Vela, “El Bombardero”, fue espectacular. En el partido que su equipo el Arsenal jugó contra el Sheefield United, el mexicano marco tres de los seis goles de su equipo. El Arsenal ganó 6-0, pero lo que dio la vuelta al mundo fue la manera de jugar de este niño héroe. El bombardero, con tan sólo 19 años, hizo que la afición presente en el Emirates Stadium se parará para aplaudirlo. El segundo gol de Vela fue una verdadera obra de arte, donde demostró un control de balón excelso y definió con un globito como sólo los cracks lo hacen. Venga chamaco tienes todo para romperla en grande.

Lo que sucedió en el encuentro amistoso de la selección mexicana contra su similar de Chile fue TRIste, se perdió 1-0. Se presentó un equipo mexicano de segunda contra una selección chilena que jugaba sin sus estrellas, pero que jugó con gran orden, algo que nuca tuvo México. La intención del partido era probar gente, pero sabemos que con esta excusa lo único que se hace es enmascarar los intereses de la Femexfut. Llevar a México a los Estados Unidos siempre significará un éxito de taquilla, pero se denigra a la escuadra con encuentros como éstos en donde lo único que le interesa a la federación es el dinero.

La aparente recuperación del América fue un espejismo, después de ganarle al San Luis, volvió a caer contra el Atlante. Los azulcremas ocupan el último lugar del grupo 2 del fútbol mexicano. Las grandes contrataciones y el entrenador de renombre (Angel “El pelado” Diaz) de nada sirven para sacar a los de coapa de la mediocridad. Se jugaba bien y se ganaba cuando estaba “El Cabezon” Luna en la dirección técnica. Luna es un entrenador sencillo y de bajo perfil, un entrenador que no vale los millones que vale el “Pelado” Díaz. Quizás la solución para la grave crisis del equipo más rico del país sea la humildad.

Resulta desconsolador ver el ocaso de un gran grande. Recuerdo la Copa Confederaciones de 1999 que se jugó en México. Brasil traía a su promesa dorada: Ronaldinho. El brasileño lo logró todo: campeón del mundo con Brasil en 2002 y con el Barcelona fue campeón de liga y campeón de la Champions League. Su salida del club catalán fue por la puerta trasera, se fue odiado por la afición por su bajo nivel de juego. Para esta temporada llegó al Milán con un contrato millonario. Van cuatro jornadas del calcio italiano y el brasileño apenas ha jugado, no ha brillado nada y se le ve gordo y lento. Lástima, era bueno.

Futbol por aquí y futbol por allá, ha sido la tónica del último mes. Hemos visto partidos clasificatorios para el mundial, de las ligas europeas, de la Champions League, de la Copa Sudamericana y del futbol mexicano. Después de ver el mejor futbol europeo, resulta aburrido un partido de liga en México. El fútbol mexicano convierte al más caliente futbolero en impotente. El fútbol europeo es como un afrodisiaco pambolero, mientras nuestro balompié funciona como sedante. Una vez más los únicos culpables son los federativos. Señores de corbata, gracias por asesinar al espectáculo.

Bolita, por favor.

Cascareando

Soy José Luis Hernández, vulgarmente conocido como Grem, el apodo se explicará en alguna columna posterior. Creo que la vida está hecha de pasiones, una de mis pasiones es el fútbol. Durante mucho tiempo mis fines de semana se configuraron en relación a los encuentros futbolísticos, actualmente la obsesión ha disminuido notablemente. Pero cuando hay un buen banquete panbolero me lo como completito.
No se puede ser un verdadero aficionado del deporte de las patadas sino se tiene un equipo. Se grita, se apoya, se llora y se sufre, siempre gracias a los mismos colores. Desde esta primera entrega aclaro mis preferencias futboleras. Soy americanista. Lo digo con orgullo, aunque llega a ser peligroso ser hincha de esta escuadra. Con el América sucede un fenómeno que no sucede con ningún equipo en México, o lo odias o lo amas, no hay medias tintas.
¿Por qué le voy al América?
Nunca lo había entendido, según yo, no había una explicación lógica para ser azulcrema. Pero Juan Villoro respondió esta duda que no me dejaba descansar.
“Elegir un equipo es una forma de elegir cómo transcurren los domingos. Unos optan por una escuadra de sólido arraigo familiar, otros se inclinan con claro sentido de la conveniencia por el campeón en turno. En ocasiones, una fatalidad regional decide el destino antes de que el sujeto cobre conciencia de su libre albedrío y el hincha nace al modo ateniense, determinado por la ciudad. Otras elecciones son más caprichosas, como el flechazo por un jugador, un ídolo de embrujo capaz de resumir las ilusiones de la infancia”[1].
En mi familia el fútbol no es ni siquiera considerado como un tema de conversación, el automovilismo es el deporte familiar. Mi hermano y yo somos los únicos orates a quienes les gusta el fútbol. Mi padre es puma pero tan sólo por su calidad de universitario, sólo por haber asistido a nuestra máxima casa de estudios, el fútbol le interesa un carajo. Soy del DF, pero todos mis recuerdos son de Cuernavaca, que nunca ha sido plaza futbolera importante. Nunca estuve consciente del deporte hasta los 9 años, hasta esa edad nunca había tocado un balón.
Mi preferencia americanista se empieza por definir en el 24 de junio de 1994. México juega contra Irlanda en el mundial jugado en Estados Unidos, ganamos 2-1. Desde ese día, una de mis pasiones quedó definida; el fútbol. También encontré al primer ídolo del fútbol: Luis García. Le anotó los dos goles a Irlanda y yo me volví loco, un pequeño jugador que le pegaba durísimo al balón, pero quizás recuerdo más sus festejos; corriendo eufóricamente y gritando majaderías por el césped gringo.
Después del mundial, Luis García sería fichado por el América y yo tenía un equipo de fútbol. Antes del América Luis García había jugado en Pumas, en España con Atlético de Madrid y la Real Sociedad. Después del América se convirtió en un trotamundos del fútbol, como pasa con muchos jugadores, jugó posteriormente para Atlante, Guadalajara (antítesis del América), Morelia y terminó su carrera en el Puebla.
Cuando mi ídolo dejó de ser águila, me dolió bastante, pero yo ya era demasiado amarillo. Mi madre me dice: “tú eres americanista por que naciste amarillo”, debido a un problema en el hígado por ser sietemesino, quizás sea cierto, pero prefiero creer que fue por el embrujo de un ídolo. Se fue, pero yo ya era americanista, el cambio era imposible. Se puede cambiar de escuela, de trabajo, de casa, de estado, de país, de ideología y hasta de sexo, pero no de equipo. Cambiarse de equipo a edad madura sería negar la infancia, suena estupido, pero quien es hincha lo entiende.
La semana pasada le ganamos agónicamente al San Luis, digo ganamos porque la afición también juega. Se jugó mal pero se sacaron los tres puntos, las críticas me llegan de todos lados debido a que el San Luis es del mismo dueño que el América: Emilio Azcarraga Jean. Las ofensas llegan de los medios, de los amigos, de los chivistas, de los cruzazulinos, de los pumistas y hasta de la novia, aunque hayamos ganado. Estuvo comprado me dicen. Es el precio de irle al equipo más odiado del fútbol mexicano. Gracias, Luis García.
En esta primera entrega expliqué el porqué de mi orientación futbolera, creo que era importante hacerlo. Me despido como cuando en la cáscara callejera se extravía el balón y se pretende recuperarlo: Bolita, por favor.

[1] Villoro, Juan. Dios es redondo. Editorial Planeta. México D.F. 2006

Avalancha por la Paz

Desde la mañana el ambiente era distinto, este no sería un sábado común y corriente. La rutina de todos los sábados sería interrumpida, no se podía estar reposando la resaca del día anterior. Era momento para despertar y soñar, era tiempo para reponernos de otra resaca. El alcohol y los excesos de una noche de viernes no tenían cabida, en ese momento la cruda era de otra índole. Nuestra triste realidad exigía hacer algo, la apatía, la indiferencia y el miedo debían extinguirse, aunque fuera tan sólo por unas horas.
A medida que trascurría el sábado, aparecían personas con prendas blancas por doquier. Se respiraba un ánimo que motiva a cualquiera. El blanco lo portaban todos con orgullo. El sábado treinta de agosto, el color de la paz no discriminó a nadie y se unió a la lucha. Se apoderó de niños, adolescentes, mujeres, hombres, adultos mayores y de todos aquellos que ven sufrir a su patria. Poco a poco los copos de nieve se hacían notar con un solo propósito: reclamar el país que ha sido secuestrado.
Al pasar de las horas el nerviosismo crecía, el sentir era generalizado. Un grito habitaba en lo más profundo de los corazones. Un grito de ira y coraje con unos tintes de esperanza que esperaba explotar entre la extraña nieve que se apoderaba de nuestra Cuernavaca. Eran las 19:20 cuando de pronto estalló, salió de la voz de una señora de edad madura: ¡YA BASTA!

Zarpa la nave
Desde las 18:00 horas se veía venir una avalancha de nieve que tapizaría el centro de la ciudad de Cuernavaca. La cita era a las 19:00 en el estacionamiento de la Mega Comercial de la Selva, a esa hora estábamos listos para zarpar. La parte de la avalancha en la que me encontraba comenzó a fluir a las 19:20, íbamos atrás pero la energía era en la misma en cualquier parte de la corriente. El paso de este enorme monstruo blanco llevaba ritmo, paso lento pero constante y sobre todo tenia un objetivo común; reclamar a las autoridades por la violencia que arrasa con nuestro país.
El ánimo de las personas era descomunal, el ambiente era inmejorable, caminando juntos por un objetivo en común. Sonrisas alumbraban los rostros de las personas, el entusiasmo era palpable. El ambiente era completamente positivo, sin embargo no faltó quien derramó lágrimas por ese ser que fue arrebatado por la delincuencia. Y es que el optimismo es lo único que nos queda ante la nostalgia de un territorio que es un edén pero que han salpicado de sangre, la nostalgia de cuando caminar en la noche morelense era un placer y no un peligro, la nostalgia de cuando vivíamos tranquilos.
Era imposible no escuchar lo que se decía: “Estamos hasta la madre”, “Ya estuvo bueno”, “A ver si estos huevones hacen algo”, entre otros comentarios que se hicieron durante esta emotiva caminata. Mientras acelerábamos el paso dejamos atrás las negras nubes que nos iban acompañando. Las abandonamos de la misma forma en que se pretende dejar atrás la delincuencia y que quede como eso; un lamentable recuerdo, sólo eso. De la misma forma en que nos acercábamos a nuestro destino, la noche comenzaba a presentarse a esta cita.
En la calle Mariano Matamoros, a la altura de la Eléctrica Herrera, algunas velas comenzaron a encenderse. Nos faltaba poco, pero algunos ya ingerían agua o alguna otra bebida constantemente. Y es que en un país en el que la cultura del deporte y el ejercicio físico se encuentran en agonía, una caminata de unos cuantos kilómetros puede resultar un martirio para algunos. El cansancio y la amenaza de lluvia nunca mermaron el ánimo de los blanquecinos asistentes.

Himno al Corazón
Justo cuando arribamos al Jardín Juárez se empezó a entonar el himno nacional. La mayoría desentonó pero que importa la afinación cuando se canta con lo más profundo de las entrañas. No importa nada mas cuando entre tanta ira y coraje abunda la esperanza. Un fuerte calambre recorre mi cuerpo y recuerdo que somos herederos de una raza de guerreros. Sólo un muerto no podría sentirse conmovido por este espectáculo tan hermoso. Entonar el himno nacional ese día fue una experiencia sumamente bella que me llena de alegría. Somos guerreros hay que luchar.
Como cualquier sábado el Jardín Juárez olía a elotes y ezquites, pero se percibe otro olor en el ambiente: unión, huele a unión entre los mexicanos. Se entona el himno, se grita: ¡Si se puede!, se corea México, México, México… No juega la selección mexicana de fútbol, no se ganó contra Brasil o Argentina, no se ganó ninguna medalla olímpica y no es 15 de Septiembre. Fue el día en que decidimos pintarnos de blanco, decidimos marchar como hermanos, decidimos alzar la voz y gritar: ¡YA BASTA!
El Zócalo lucia pletórico, lucía hermoso y majestuoso. Estaba ahí siendo cómplice del encuentro, decidió vestirse de negro, pero todos llevamos luz. Al ver el traje de luces que se le obsequió, tomó la alternativa de valiente torero y salió al ruedo a matar. Fue participe de la noche en que Cuernavaca marchó junto con todo el país, fue en el Zócalo donde se desbordó la avalancha que exige paz.

Tlaloc presente
Una por una se fueron apagando las velas, el Zócalo se quitó el hermoso traje de matador y regreso a ser el guardián que es. A las 20:40 horas cada quien tomó su camino, la marcha había terminado. Se reclamó en contra de las autoridades incompetentes y decrepitas, se les exigió, pero todos esperamos su pronta respuesta. El fuego simboliza la esperanza, esa llama eterna que debe de seguir habitando en nuestros corazones, el fuego es lucha, el fuego es vida.
La noche del sábado fue perfecta, la complicidad apareció de todos lados. Después de la marcha, unos 50 minutos después se dejó caer un aguacero intempestivo, acompañado de un vendaval lleno de furia. Es como si Tlaloc nos hubiera dado la oportunidad de llegar a nuestros hogares, para después hacerse presente. Tlaloc también llora por ese edén que se ha convertido en un asqueroso matadero, llora por los suyos. Pero esta furia nos da muestras de que la renovación puede venir. Es hora de pelear y terminar con la violencia, debemos de luchar por nuestro edén.

viernes, 17 de octubre de 2008

Bienvenidos

Se escucha un tic-tac, las manecillas del reloj se convierten en cómplices y el tiempo parece pasar más rápido. Cronos ha llegado y pretende informar, opinar y entretener. Cronos les da una cordial bienvenida y espera ser un punto de encuentro en donde todas las opiniones sean escuchadas.
En la actualidad los medios electrónicos nos permiten un sinfín de posibilidades, tenemos la oportunidad de exponer nuestras ideas en una tribuna global. De esta manera Cronos llega a la red mundial con la finalidad de que una persona sea escuchada, de que una persona pueda escribir y soñar y sobre todo que una persona sea leída.
Cronos es una publicación electrónica semanal. Cada semana encontraran material nuevo de distintos géneros interpretativos.

Diversidad en el pensamiento, unidad en la acción.