La crisis mundial ha golpeado de manera notable a todos los mercados bursátiles. México no es la excepción. Lo hemos visto en la devaluación del peso, la baja en las exportaciones, la disminución en las inversiones, la caída de las remesas de los migrantes mexicanos en Estados Unidos y por si fuera poco aparecen deudas de empresas mexicanas, como es el caso de Comercial Mexicana.
Según los analistas financieros la crisis en Estados Unidos continuará hasta inicios del próximo año. Habrá más personas sin empleo y las empresas no se arriesgaran a hacer inversiones. No se vislumbra una pronta solución a la crisis. Aunque terminará el colapso bursátil en Wall Street, la completa recuperación no ocurrirá de inmediato. La problemática es severa y las economías de los países emergentes sufrirán las consecuencias.
En México ya empezamos a sufrir las consecuencias de una crisis mundial. Dentro de la situación crítica, el panorama resulta alentador comparando la situación económica del país con crisis anteriores. La inflación en 1982 era de 98.85%, en 1987 de 159.17%, en 1995 de 51.97%. En contraposición de tales cifras en septiembre del presente año se estimó una inflación anual de 5.47%. Las cifras muestran claramente lo diferentes que fueron esos trágicos escenarios con lo que vivimos actualmente.
Sin lugar a dudas la situación mundial tendrá repercusiones en México, pero la situación económica no es el verdadero problema del país. Habrá problemas económicos en nuestro país y esto afectará al gobierno del presidente Calderón. No faltará quien culpe al gobierno del panista por la falta de empleos, la disminución en las inversiones y la devaluación del peso. El verdadero problema que tiene el país es la división del mismo.
Vivimos en un país donde convergen muchas realidades opuestas. Un país en donde el común denominador es la indiferencia. A esta situación de decadencia, se suman el narcotráfico, la inseguridad y la constante lucha entre los partidos políticos por migajas de poder. Antes de la crisis se vivía una situación en donde la tensión era algo cotidiano, la problemática económica viene a empeorar el panorama mexicano.
Es importante que ante la tormenta nos concienticemos que somos un país. Los odios y rencores sólo dividen más, por un momento debemos de olvidarnos de colores y banderas. Es necesario un llamado a la unión. Estamos en el ojo del huracán de la crisis económica, pero lo peor está por venir. Es la oportunidad para que un país que ha estado dividido por muchos años encuentre la unidad y deje tantos odios atrás.
Según los analistas financieros la crisis en Estados Unidos continuará hasta inicios del próximo año. Habrá más personas sin empleo y las empresas no se arriesgaran a hacer inversiones. No se vislumbra una pronta solución a la crisis. Aunque terminará el colapso bursátil en Wall Street, la completa recuperación no ocurrirá de inmediato. La problemática es severa y las economías de los países emergentes sufrirán las consecuencias.
En México ya empezamos a sufrir las consecuencias de una crisis mundial. Dentro de la situación crítica, el panorama resulta alentador comparando la situación económica del país con crisis anteriores. La inflación en 1982 era de 98.85%, en 1987 de 159.17%, en 1995 de 51.97%. En contraposición de tales cifras en septiembre del presente año se estimó una inflación anual de 5.47%. Las cifras muestran claramente lo diferentes que fueron esos trágicos escenarios con lo que vivimos actualmente.
Sin lugar a dudas la situación mundial tendrá repercusiones en México, pero la situación económica no es el verdadero problema del país. Habrá problemas económicos en nuestro país y esto afectará al gobierno del presidente Calderón. No faltará quien culpe al gobierno del panista por la falta de empleos, la disminución en las inversiones y la devaluación del peso. El verdadero problema que tiene el país es la división del mismo.
Vivimos en un país donde convergen muchas realidades opuestas. Un país en donde el común denominador es la indiferencia. A esta situación de decadencia, se suman el narcotráfico, la inseguridad y la constante lucha entre los partidos políticos por migajas de poder. Antes de la crisis se vivía una situación en donde la tensión era algo cotidiano, la problemática económica viene a empeorar el panorama mexicano.
Es importante que ante la tormenta nos concienticemos que somos un país. Los odios y rencores sólo dividen más, por un momento debemos de olvidarnos de colores y banderas. Es necesario un llamado a la unión. Estamos en el ojo del huracán de la crisis económica, pero lo peor está por venir. Es la oportunidad para que un país que ha estado dividido por muchos años encuentre la unidad y deje tantos odios atrás.
1 comentario:
Lamento que haya repetido la palabra "país" tantas veces. Bien sabe que me gusta su tono y que reconozco la inteligencia con que suele redactar.
Este no es uno de sus mejores textos, pero tampoco quiere decir que como editorial resulte malo. Sí presenta cifras, da ejemplos y se nota que está al día de la información. Sin embargo, casi al final el discurso se le enreda porque no se siente seguro de dominar lo que dice.
Así que ánimo, no pierda la seguridad que lo caracteriza. Esto no son deportes, lo sé, así que el reto es más grande y por eso más interesante, qué bien, ¿no?
Mire, espero mucho más de usted y del diseño de su blog que a decir verdad (sabe que siempre la digo, aunque nos duela) se parece mucho al de varios de sus compañeros. Quiero decir que al parecer usted no es nada creativo con eso de la imagen. Así como están las cosas, tenemos que ser buenos para todo.
Lo seguiré retando a que se perfeccione y crezca en todas las áreas.
Ya quiero leer el próximo editorial que va a escribir. Apuesto que mejorará muchísimo.
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